El viaje en micro cada vez se hace más corto observando los cambios de las calles día a día.
El perro que ayer dormía, hoy se rasca.
Un choque de vehículos descontrola a las personas y mi escrito se ve interrumpido por el salto de un lomo de toro.
Veo la farmacia a la que tantas veces fui, mi destino del pasado se acerca y miro por la ventana para notar alguna novedad. El semáforo se me hace infinito y las canciones del pendrive pasan y pasan y no me doy cuenta ni de lo que escucho.
Autos y más autos, casas, departamentos y un vagabundo. La micro avanza, banderas de chile por montones.
Todo está tranquilo, hay silencio. Stop! Escucho a un bebe llorar, pidiendo comida porque ya es hora de almorzar.
Y yo sigo sentada mirando a mí alrededor a ver si encuentro a algún conocido por saludar.
Mi viaje a casa aun no termina. Faltan 30 minutos más.
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