lunes, 5 de abril de 2010

El ocio, el miedo y el amor.

Juegos, pasado y presente, vienen siendo sinónimos para mí de lo que anteriormente dije. Explicando día a día lo que siento o tratando de dar a conocerlo mediante indicios que para mí serian obvios y básicos absorbe todo aquello que susurro al viento, preparo conversaciones en la cabeza, invento respuestas ajenas para así crear una realidad en la que vivo, yo creo mi realidad sin importar las palabras, sin importas tus palabras, vivo y disfruto (con miedo, amor pero ya sin “ocio”) lo cual me hace realizarme como humano.
Latente es el olvido y despechado es el amor, la curiosidad (por suerte) no acechará más mi cuerpo, abstinencia a lo ya conocido pero no recordado. Que fue lo tal peligroso y grave que me ocurrió en otra vida, tal vez, pero que ahora me hace reaccionar de este modo frente a aquella situación tan usual para la gente común y corriente. Ya que yo de una manera egocéntrica me siento diferente al resto, superior a algunos en ciertos aspectos pero muy inferior en otros, eso depende de la persona y es lo que me da la esencia y las ganas de seguir luchando por eso que aun no descubro, pero que en poco tiempo sabré que es lo que deseo para mí. Ahora me preocupo de ser consecuente y de no perderme en juegos erróneos que luego traerán condenas y aumentarán en miedo a lo conocido pero a la vez desconocido para luego disfrutar del amor que daña.
Concluyendo, fumar es una buena manera de pasar el rato pensando en cómo podría arreglar mi mundo, tu mundo, el mundo de aquel… Es decir, nuestro mundo.

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